sábado, 14 de junio de 2008

Egocentrismo y mezquindad en los partidos

Por lo que toca a las decisiones que emanan de las instancias electorales, en días recientes hemos sido testigos de situaciones en las que, o bien el Consejo General del IFE o bien el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, han allanado el camino para que los grupos políticos más necesitados de apoyo encuentren soporte a su existencia y operación. Tal es el caso de la ratificación del nuevo presidente del Partido de la Revolución Democrática, avalado por el instituto; y la orden del tribunal de reponer las asambleas de la pseudoorganización política denominada Alternativa Socialdemócrata. En ambos casos, asistimos a la comprobación -casi científica- de la validez del principio organizativo que afirma que, cuando varias organizaciones comparten intereses pecuniarios y de poder, sus liderazgos tienden a evitar la destrucción de sus propios competidores, si esto les garantiza el mantenimiento de un orden de cosas. Tanto para el instituto federal como para el tribunal, la ruina del PRD y de Alternativa representan más daños que beneficios, pues la reducción del número total de fuerzas políticas podría implicar en el mediano plazo la pérdida de peso institucional y, por derivación, de recursos económicos e influencia. Por ello, siempre será mejor tener montado un circo de conflictos que aseguren que las prerrogativas se gastan de forma continua y permanente, que un ambiente político dominado por la prudencia y la legalidad.

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